Las tillandsias detestan el frío húmedo, el agua calcárea (dura) y el cloruro sódico (sal).

 

Pueden vivir en el exterior, en un emplazamiento luminoso y ventilado, evitando el sol directo en verano, aunque las grises lo soportan mejor que las verdes. Hay que protegerlas del viento fuerte que puede deshidratarlas y también de la bruma si viven cerca del mar, por su contenido en sal.

 

 En el interior de la vivienda, hay que situarlas cerca de una ventana, evitando el pleno sol durante todo el día, especialmente en verano.


Es preferible exponerlas al sol matutino y/o vespertino, evitando el mediodía. Los jarrones y bolas de vidrio están desaconsejados porque el proceso de secado tras el rociado de las plantas será demasiado lento, tendiendo a la putrefacción.

 

A las tillandsias también les gustan los invernaderos fríos y las terrazas cubiertas, y se asocian muy bien con las orquídeas.



El riego de las tillandsias se puede realizar mediante rociado (pulverizando la planta) o por inmersión. La frecuencia del rociado ha de estar en función de la temperatura, la humedad ambiente y las horas de luz. En líneas generales, varía desde las 3 veces por semana a 1 vez por semana, siempre y cuando la temperatura a la que esté expuesta la planta no sea inferior a 10º C, en cuyo caso, no se debe regar.

 

Sus hojas se enrollan hacia el interior cuando la planta tiene sed, para evitar la deshidratación, y se abren cuando está bien hidratada, lo que permite saber el estado de la planta. El rociado tiene que ser generoso y, alternativamente, se puede sumergir la planta durante media hora y después drenar el exceso de agua antes de colocarla en su emplazamiento habitual. Es preferible realizarlo por la mañana, para que pueda secarse durante el día y llegue a la noche totalmente seca, ya que el exceso de agua en la planta es muy perjudicial.

 

Es importante tener en cuenta que las tillandsias pseudobulbosas de base gruesa como las selerianas, bulbosas, caput medusae, pseudobeileyi, butzii, etc., son muy sensibles al exceso de agua y por ello no es aconsejable regarlas mediante inmersión: es suficiente con pulverizarlas teniendo especial cuidado en evitar la acumulación de agua en el bulbo. Se recomienda colocarlas con el bulbo hacia arriba para que el agua pueda drenarse.

 

A las tillandsias les gusta el agua ácida, como lo es el agua de lluvia, con un ph entre 5 y 7. Para pulverizar se puede usar agua mineral, o bien agua del grifo que se haya acidificado añadiendo una pequeña cantidad de vinagre de vino blanco (ácido acético): en un agua dura añadiremos 1 cc por litro de agua, aumentando a un cm y medio si el agua es muy dura (ph superior a 8).

 

No se deben utilizar nunca aguas desmineralizadas o destiladas, ya que no contienen los minerales necesarios para la vida de nuestras tillandsias. Tampoco se deben usar aguas obtenidas por un proceso de descalcificación, porque contienen sales disueltas y ya hemos comentado lo perjudicial que es el cloruro sódico para su óptimo desarrollo.

 

Aconsejamos, como regla general, regar las Tillandsias que no tienen tricoma (bello gris que les sirve para protegerlas del sol y capturar la humedad) por inmersión y las Tillandsias con tricoma por pulverización. En las primeras, si las pulverizamos las dejamos muy poco tiempo en contacto con el agua y no les da tiempo a absorver la humedad, por eso aconsejamos bañarlas.


Algunas tillandsias son carnosas y en invierno se deben proteger en un espacio interior, aunque la gran mayoría de ellas son muy rústicas y pueden soportar temperaturas incluso inferiores a -5º C durante varias horas, siempre que el frío sea seco, por lo que si viven en el exterior deben estar protegidas bajo techo evitando las lluvias, especialmente en invierno.

En el otro extremo, las plantas de este género suelen soportar temperaturas altas en verano, de hasta 40ºC, aunque depende de la especie.


Todas las plantas de la familia de las bromelias, y las tillandsias en particular, florecen una única vez en su vida: cuando la planta alcanza la madurez, si se dan las condiciones adecuadas, florece. Para ello, las tillandsias necesitan, además de encontrarse sus parámetros de iluminación y humedad dentro de los intervalos óptimos, que haya una cierta diferencia de temperatura entre el día y la noche.

 

Algunas de las especies precisan, además, haber estado a temperaturas bajas durante el invierno para poder llegar a la floración. Alrededor del momento de la floración, la planta empieza a producir hijuelos, que se irán desarrollando hasta llegar a plantas adultas y, a su vez, florecer, formando una colonia de plantas genéticamente idénticas (clones).



Una fertilización moderada y regular aumenta el crecimiento de las tillandsias, aunque si es excesiva tiene el efecto contraproducente de volverlas poco resistentes a los cambios de temperatura, la falta o exceso de humedad, etc. Preferentemente, hay que fertilizar de primavera a otoño, dejando a la planta descansar durante el invierno, evitando los abonos que contengan nitrógeno ureico porque hace amarillear las hojas. Se puede utilizar un abono para orquídeas diluido, usando una tercera parte de la dosis recomendada por el fabricante, de primavera a otoño, tanto si el riego se hace por rociado como si es por inmersión.


Las tillandsias se cómodas en el exterior, pero hay que tener en cuenta que agradecen la  media sombra en primavera y verano. Se las puede sujetar a un árbol mediante alambre o cuerda, evitando el balanceo causado por el viento ya que las hojas son frágiles.

 

 

 

También se pueden sujetar con silicona o cola de carpintero a un trozo de madera.

 

En otoño e invierno, hay que situarlas a cubierto cuando la temperatura baja por debajo de los 5ºC, en un lugar ventilado, fresco y luminoso, y disminuir el riego o incluso suspenderlo, evitando el rocío matutino porque pueden pudrirse por falta de ventilación.



El cultivo de las tillandsias en el interior de la vivienda es factible durante todo el año. Situar nuestra tillandsia cerca de una ventana evitando el sol del mediodía en verano. Si viven en un cuarto de baño, no hará falta rociarlas ya que la humedad ambiente será suficiente para ellas.

Hay que poner especial atención a evitar el exceso de agua ya que las tillandsias se secan con más dificultad en el interior por la ausencia de viento. Hay que situar las plantas lejos de las fuentes de calor como la calefacción o los climatizadores.

 

Estos comentarios son generalidades que se aplican a la mayoría de los ejemplares, aunque como seres vivos que son, existe una gran variabilidad en su respuesta a los diferentes estímulos: podemos tener dos plantas en las mismas condiciones y sólo una de ellas florecer.